¿Cómo puede imaginarse alguien a una viejita sin cabeza?
Es lo que me pregunto yo a estas alturas de mi vida. Fue el primer ¿fantasma? que conocí sólo después de la leyenda de la llorona loca o del jinete sin cabeza.
La escena es vívida. El colegio donde estudié la primaria solía ser una casa. Y uno de los salones tenía junto al escritorio de la profesora, una escalera en espiral que llevaba al cuarto que nadie visitaba. Adivinen por qué. Por el miedo a que nos fuéramos a encontrar a la viejita sin cabeza.
-No, ira, y la otra vez que estábamos jugando le vi los pies y me vine corriendo.
Decía Abraham. A quien llamé amigo sin conocer bien el término ni a él. Sólo porque fuimos a la guardería y al kinder juntos. Y jugábamos nintendo y cosas por el estilo.
Recuerdo que me daba miedo, pero mi mente no recuerda indicio alguno de que nos hayamos atrevido a subir esa escalinata, abrir la puerta y encontrarnos con una viejita...sin cabeza.
Acabo de pensar eso y me dio como escalofrío. Nunca supe de algún valiente que en alguna kermés o junta de padres de familia se escapara hacia el salón y se la encontrara y vivir para contarlo.
Lo curioso de esto es que siempre me imaginé una cara bonachona. Como la del chocolate abuelita. Parecida a mi abuelita que preparaba chocolate para todos, y yo lo presumía y mis compañeros sonreían al decir "en día de muertos traes chocolate de tu abuelita".
Yo creo que por eso me caían muy bien los viejitos en ese entonces: Porque preparaban buen chocolate y porque no me los puedo imaginar sin cabeza.
¿Ustedes pueden?
Es lo que me pregunto yo a estas alturas de mi vida. Fue el primer ¿fantasma? que conocí sólo después de la leyenda de la llorona loca o del jinete sin cabeza.
La escena es vívida. El colegio donde estudié la primaria solía ser una casa. Y uno de los salones tenía junto al escritorio de la profesora, una escalera en espiral que llevaba al cuarto que nadie visitaba. Adivinen por qué. Por el miedo a que nos fuéramos a encontrar a la viejita sin cabeza.
-No, ira, y la otra vez que estábamos jugando le vi los pies y me vine corriendo.
Decía Abraham. A quien llamé amigo sin conocer bien el término ni a él. Sólo porque fuimos a la guardería y al kinder juntos. Y jugábamos nintendo y cosas por el estilo.
Recuerdo que me daba miedo, pero mi mente no recuerda indicio alguno de que nos hayamos atrevido a subir esa escalinata, abrir la puerta y encontrarnos con una viejita...sin cabeza.
Acabo de pensar eso y me dio como escalofrío. Nunca supe de algún valiente que en alguna kermés o junta de padres de familia se escapara hacia el salón y se la encontrara y vivir para contarlo.
Lo curioso de esto es que siempre me imaginé una cara bonachona. Como la del chocolate abuelita. Parecida a mi abuelita que preparaba chocolate para todos, y yo lo presumía y mis compañeros sonreían al decir "en día de muertos traes chocolate de tu abuelita".
Yo creo que por eso me caían muy bien los viejitos en ese entonces: Porque preparaban buen chocolate y porque no me los puedo imaginar sin cabeza.
¿Ustedes pueden?
leido
ResponderEliminary no puedo imaginarlo jejeje
nota, eso de "justificar a ambos lados" es error de html
ResponderEliminargrrr
linda historia.
ResponderEliminarleído.
Buena esa!
ResponderEliminarMmm! Chocolaaaate.