Ven a dormir conmigo: no haremos el amor, él nos hará

Julio Cortázar

viernes, 13 de febrero de 2009

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Richard Stevens era un hombre sin problemas o al menos eso parecía.
Richard tenía 42 años y un pasado lleno de medicamentos. Vivía con Michael, un hombre paranoico que tenía miedo de ser encontrado por los extraterrestres pues una vez se lo llevaron y le abrieron la cabeza para analizar su cerebro.
A Richard le gustaba la carpinteria y la comida china. Vivía en los suburbios de Nueva York, en un edificio lleno de vecinos irresponsables. El vecino de arriba no cuidaba la instalación del agua y el vecino de abajo tenía una obsesión con los focos ahorradores, tan ahorradores que los dejaba prendidos cuando se iba de vacaciones para evitar robos.
Un día Richard pidió comida china y de repente Michael salió a escena. Fue al closet de servicio por la caja de herramientas ye mpezo a cortar circulos "Estan aquí", decía Michael, "¡Ya me encontraron!". Cada cículo proyectaba una luz intensa, decia que era la luz de la nave. Estaba desesperado.
Cuando estaba por cortar el sexto círculo, Richard despertó. Se encontro a gatas, con su camisa arremangada y aserrín por todas partes. No comprendía lo que pasaba, no sabía que hacía así.
Arreglo el desastre y encontro el papel de una galleta de la fortuna : "Lo desconocido te ilumina de cerca".
Richard olvidó tomar sus pastillas.

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